Después de tanto tiempo buscándote entre los andenes de las
ciudades perdidas no encontré tus besos ni tus caricias solo sonrisas entre mirada y mirada mientras que me desquicias la cabeza con
tus contradicciones. Decía Sabina
que "No hay nostalgia peor que
añorar lo que nunca jamás sucedió” pero
peor es sentirse atrapado en el deseo
desquiciante de volver a ver esa sonrisa una y otra vez como si fueras una
droga que no puedo dejar de tomar y que me mata lentamente el corazón.
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