miércoles, 16 de octubre de 2013

Buscándome - Manolo Chinato

Qué asco me da no ser todavía no ser yo mismo.
Cuántas veces tendré que escurrirme aún en el espejo.

Ya estoy hasta los "guevos"
de seguir aguantándome a mí mismo.

Quiera la luna y quiera el silencio
que choque contra la ridícula costumbre,
aunque en ellos queden desparramados
mis preciosos sesos.

Y salga el sol por donde salga
y la luna se esconda apenas sin sentirlo,
después de las estrellas, en silencio,
he de seguir luchando "pa" morirme

con la tenue sonrisa de mi mismo. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Eterna sombra - Miguel Hernández

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha

que siempre deja la sombra vencida.

sábado, 5 de octubre de 2013

Drogas que matan el corazón

Después de tanto tiempo buscándote entre los andenes de las ciudades perdidas no encontré tus besos ni tus caricias solo sonrisas entre mirada y mirada mientras que me desquicias la cabeza con tus contradicciones.  Decía Sabina que  "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”  pero peor  es sentirse atrapado en el deseo desquiciante de volver a ver esa sonrisa una y otra vez como si fueras una droga que no puedo dejar de tomar y que me mata lentamente el corazón.